Se trata de una infección epidérmica muy común entre los deportistas. Lo esencial es aprender a prevenirla conociendo las principales vías de contagio, y a combatirla una vez detectada.

Cuando se habla del pie de atleta, de inmediato mu­chos lo asocian con una patología de tipo ósea o de un problema muscular en los pies de los deportistas por practicar una actividad física intensa. Sin embargo, la realidad de esta enfermedad está lejos de estas posibles acepciones. El pie de atleta está relacionado con una infección epidérmica desencadenada por el accionar de hongos. ¿Eso es todo?, se preguntarán muchos. No, el pie de atleta es bastante más que un proceso micótico: puede producir una descamación generalizada entre los dedos, la aparición de vesículas y hasta la posible formación de fisuras dolorosas que impiden el normal desplazamiento del afectado. Esta enfermedad suele contagiarse en ámbitos húmedos, especialmente en los vestuarios de clubes, gimnasios y piscinas. De ahí el nombre de esta patología, cuya nomenclatura científica es epidermoficia interdigital.


Prevencion y tratamiento del pie de atleta


Esta afección cutánea puede localizarse en uno o ambos pies, específicamente entre los dedos, y en la cara lateral de éstos. Los hongos que provocan esta molesta enfermedad son conocidos en términos dermatológicos como el tríohophiton mentagrophites y el Tríohophiton rubrun. Más allá de estos extraños nombres, todo Individuo que se contagia la enfermedad siente, como primer síntoma, una persistente picazón, que suele manifestarse por la noche.

Es posible evitarlo:

- Hay que considerar que esta patología es contagiosa, por lo tanto es indispensable tomar ciertos recaudos cuando asistimos a lugares públicos. Los sitios de mayor peligro para el contagio son los que po­seen suelo de caucho y en los que se utilizan tarimas, se comparten duchas y se prestan sandalias.

- El contagio puede efectuarse a través del agua, de esponjas, toallas, calzado, o bien por el contacto directo. No hay que olvidar tener una conducta en cuanto a las medidas de higiene, con el fin de evitar el contagio. Algunas de ellas pueden consistir en cambiarse las medias a diario, utilizar calzado con buena ventilación, evitar las zapatillas pesadas o las de plástico, y secar las zonas interdigitales con aten­ción después del ba­ño, evitando que los pies queden húmedos o mojados.

- El contagio del pie de atleta es un fenómeno muy común, e inclusive pueden verse casos de autocontaglo, en los cuales las lesiones se reproducen a nivel de las manos o en las uñas. Por este motivo, es preciso abordar la curación de Inmediato, una vez detectada la enfermedad.

- La forma de curar el pie de atleta es a través de sustancias antisépticas, en aplicaciones diarias durante algunas semanas. También consulta médica mediante puede recurrirse a medicamentos antimicóticos, que se venden en farmacias en formas de pomada, spray y gel. Su aplicación debe efectuarse cuatro veces por día hasta que los síntomas desaparezcan.

- Es posible que en las zonas mencionadas aparezcan descamaciones en la piel, algunas fisuras, e incluso ampollas muy pequeñas que terminan por abrirse, provocando lesiones con secreción.

- No obstante, el diagnóstico definitivo debe realizarlo un especialista a través de la observación directa vía microscopio y de la inspección de la zona afectada.

- Cuando hay pie de atleta, además de los síntomas descriptos, los médicos pueden percibir otras manifestaciones, como maceraciones en la piel, vesículas y, en algunos casos, sobreinfecciones bacterianas.